A JESUCRISTO RESUCITADO

Cuando nos despertamos y miramos la luz de un nuevo día con fe y esperanza, estamos resucitando con Jesús.

Cuando abrimos nuestro corazón y nuestra mente para escuchar la palabra de Dios, estamos resucitando con Jesús.

Cuando nos esforzamos para escuchar a todas las personas que encontramos en el camino de la vida, estamos resucitando con Jesús.

Cuando nuestra vida de oración crece en fe, confianza y agradecimiento estamos resucitando con Jesús.

Cuando compartimos el dolor, la soledad y los sufrimientos del prójimo, sin fingimiento, estamos resucitando con Jesús.

Cuando compartimos la alegría de los demás y nos alegramos juntamente con ellos, estamos resucitando con Jesús.

Cuando damos un poco de nuestro tiempo al servicio de los hermanos necesitados, estamos resucitando con Jesús.

Cuando compartimos nuestro ideal de vida sin imponer nuestro criterio, estamos resucitando con Jesús.

Cuando decidimos superarnos de los golpes de la vida sin buscar culpables estamos resucitando con Jesús.

Cuando enfrentamos los problemas de la vida con serenidad y decisión, estamos resucitando con Jesús.

Cuando perdonamos de corazón a quienes nos ofenden sin perder la serenidad, estamos resucitando con Jesús.

Cuando pedimos perdón con humildad a quienes ofendemos, estamos resucitando con Jesús.

Cuando no devolvemos mal por mal, estamos resucitando con Jesús.


Hoy celebramos, vivimos con Jesús resucitado que ilumina la noche de nuestra vida en este mundo, y hoy se abre de nuevo para toda persona un horizonte que no tiene fin, por eso hoy miremos el futuro con mucha esperanza.

Los seguidores de Jesucristo somos imperfectos, tenemos los mismos limites humanos que los demás, los mismos pecados que los otros. Los apóstoles tenían debilidades, eran humanos, incluso Pedro, el primer Papa de la Iglesia, del pueblo de Dios, Pedro no tuvo el valor para decir que conocía a Jesús, aunque junto con los apóstoles continuaron con la misión que le había encomendado su Señor y Maestro, asi la Iglesia ha seguido 2000 años con esos límites y esos aciertos y seguirá hasta el final de la historia humana, porque su fortaleza está en el Espíritu Santo de Jesús resucitado.

Todos los seguidores de Jesús somos imperfectos aunque, a veces nos creemos mejores que otro, por eso no nos comparemos con ningún ser humano, simplemente somos diferentes y tenemos una misión diferente.


Padre José Scocco







Entradas populares de este blog

SEA GLORIFICADA TU MISERICORDIA POR HABERTE DIGNADO DESCENDER A NOSOTROS

LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR Y EL GRAN SÍ DE MARÍA

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS