El Espíritu Santo en mi vida ¿Quién es?🕊️💓

Hasta hace un tiempo atrás, al Espíritu Santo solo lo "guardaba" para la fiesta de Pentecostés. No recurría mucho a Él. En mi vida,  solo era el Espíritu del Padre y del Hijo, era el Espíritu que Jesús nos había enviado para que no estemos solos en el mundo, era la tercera persona de la Santísima Trinidad. Si bien lo dicho anteriormente no es erróneo, solo quedaba reducido a esa expresión: No lo trabajaba en profundidad, no sabía mucho de su importancia o, al menos, aún no la había descubierto.  Pero todo empezó a cambiar, cuando en plena pandemia de COVID-19, en un encuentro virtual, creo que era también por la Solemnidad de Pentecostés,  con los chicos del Grupo Juvenil Cristo Joven charlamos sobre el Espíritu Santo. Fue un encuentro lindo, interesante. Si bien yo era (y aún lo soy) el coordinador de ese grupo, aprendí mucho y a partir de ese día mi perspectiva hacia el Paráclito del Señor empezó a cambiar, comencé a descubrir su importancia... Me di cuenta que era indispensable.

Tiempo después, escuche el testimonio de una amiga muy querida que me ayudó e inspiró a rezarle más seguido al Espíritu Santo. A partir de entonces, el Santo Espíritu comenzó a estar muy presente en mi vida. De hecho, me iluminó y me ayudó a comprender muchas cosas. Por ejemplo, me permitió reconocer aquellos momentos de mi vida en donde Dios se manifestó en pequeños (pero grandes) gestos. 

Con el paso del tiempo, rezando las letanías del Espíritu Santo con unos amigos,  me di cuenta que este es mucho más que el Espíritu del Padre y del Hijo, es mucho más que el Espíritu que Jesús nos ha enviado para que no estemos solos en el mundo, es mucho más que la la tercera persona de la Santísima Trinidad. Entonces ¿Qué más es el Espíritu Santo?  El Espíritu Santo  es una promesa, un rayo de luz celeste y un don de Dios Altísimo; Es fuente de agua viva, es fuego abrazador y es unción espiritual; es caridad ardiente y el autor de todo bien. Pero también, es el Espíritu de amor y de verdad; es el Espíritu de sabiduría, consejo, fuerza, ciencia y piedad; es el Espíritu de gracia y de oración, de paz y dulzura, de modestia y de inocencia; es el Espíritu consolador y santificador que gobierna la Iglesia y que llena el universo.

El Espíritu Santo es, además, aquel que puede imprimir en nosotros la repugnancia al pecado. Pero ¿Qué quiere decir esto? en el Espacio Joven (otro grupo en el que formo parte) un curita explicaba que no es suficiente reconocer que el pecado es malo, sino que nos tiene que repugnar, porque si no nos repugna, sabemos que el pecado está mal pero también "está bueno" y podemos caer en la tentación. 

En otras palabras, solo el Espíritu Santo  puede inspirarnos en las prácticas de las virtudes, solo Él puede iluminarnos con las inspiraciones celestiales, solo Él puede grabar la Ley en nuestros corazones, solo Él puede encendernos en el fuego del amor,  solo Él puede puede enseñarnos a orar como se debe, solo Él puede abrirnos al tesoro de las gracias, solo Él puede hacer que perseveremos en la justicia de Dios, solo Él puede ayudarnos a reconocer que "hacer la voluntad de Dios y ser feliz es lo mismo" (Siervo de Dios Guillermo Muzzio) y solo Él puede renovar la faz de la Tierra. Por todo este testimonio, les ruego, les imploro, que invoquen seguido al Espíritu que procede del Padre y del Hijo y que es el amor infinito del uno y del otro.

Que en esta Solemnidad de Pentecostés, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo nos envíe su Espíritu Santo, derrame en nuestras almas sus dones y nos ayude a crecer en la fe, en el amor y en el servicio. 

Lucas M. Perez, 23 de mayo del 2021




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